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··········Una curiosa mezcla de dos historias. Para hablar de un suceso de enamoramiento de hace años, es el vehículo oportuno la descripción de este protagonista, en su enfermedad actual, en su rutina, en su aburrimiento conyugal, en su poder social tan basado en la distancia de los demás.

··········Pero descompensa la historia de amor, que queda en unos pocos minutos, interrumpidos por detalles de banalidad a cargo de la hija adolescente, contra la historia que ocupa el metraje, un interesante juicio por parricidio, con un jurado en escabinado.

··········El desequilibrio me hacía recordar, (sin que sean, claro, comparables) esos minutos finales y terribles de “Los muertos” de Huston y el cuento de Joyce que tiene detrás, con un momento intensísimo tras hora y pico de vida burguesa cotidiana. Pero aquí voluntariamente se da poca fuerza a ese momento de enamoramiento, dejándolo como algo crucial sólo para el juez.

··········El juicio tiene un efecto un tanto balsámico; nos da la esperanza de que el día que nos juzguen también sea así el presidente del tribunal: alguien que pregunta, se interesa y busca coherencia, digamos verdad, y no la acumulación coincidente de informes policiales y peritajes como única fuente de conocimiento.

··········Enlaces a imdb y filmaffinity.