··········Yo diría que lo más interesante de esta película es cómo gestiona Lorna su sensación de culpabilidad. La curiosa –y judeocristiana- idea de que sólo el sufrimiento redime, incluso si a la persona a la que se hizo un daño ya no va a obtener nada de esa redención culpable.
··········A v i s o . d e . i n d i s c r e c i o n e s
··········También me parece curioso que la inmigrante Lorna tiene más valor como portadora de un intangible (su posibilidad de llegar a ser belga primero, su efectivo acceso después, su capacidad de transmitir ese bien a terceros más adelante) que como productora de bienes o servicios. Cuando ella decide estar embarazada, intenta portar un bien tangible, personal, íntimo, algo que en principio quede fuera del mercado.
··········La peli tiene un ritmo extraño: es un movimiento continuo. Lorna está continuamente haciendo cosas, de aquí para allá; una vida atareada, siempre en una situación de malestar, siempre con euros por medio. Proletariado, en fin. Sin embargo, pese a ser una mujer resuelta, activa, apenas la veremos animada o ilusionada en una escena.
··········Quizás resulta algo chocante que, mostrándose como se hace mil detalles de vida cotidiana, a la manera de un “veinticuatro horas en la vida de…”, haya de pronto unas elipsis importantes, o unos saltos temporales hacia delante que sorprenden.
··········Teniendo como tiene interés, no es una peli que llame la atención y todo tiene un tono un tanto frío que el extraño final no calienta demasiado.
··········La película supera el test de Bechdel.