··········A veces, al escribir aquí sobre una peli, tiene uno la prevención de que su experiencia haya sido demasiado personal y que no coincida en nada con la de otras personas. No me refiero en este caso a nada del contenido sino a que cerca de la mitad de los diálogos de esta película me resultan inaudibles. ¿Seré yo?, ¿será esta peculiar sordera un paso más en esta degradación diaria?, ¿será incompetencia de los técnicos de sonido?, o –más probablemente- ¿será a propósito? Cuando en la primera escena (por lo demás, visualmente hermosa) uno difícilmente entiende lo que se dice, entre los susurros y los chasquidos de una voz, uno puede tener dudas; pero en otras, cuando alguien empieza a hablar y acto seguido abre un ruidoso grifo, eso tiene que ser a posta. Pero en fin, se sabe ahora que los jóvenes perciben una mayor amplitud de onda de sonidos, así que quizás la peli se dirija principalmente a ellos (lo que a la vista de su contenido me parece un error comercial). Como en la película se habla también en chino y en wolof, al menos hay partes subtituladas, que permiten seguir mejor esas escenas.
··········Salvo ese problema, la película me parece potente en varias facetas. Por una parte, me gusta visualmente, creo que en cada momento se elige un estilo de cámara y montaje apropiado, lo que ya es infrecuente; las calles, las casas; Bardem impidiéndome cualquier momento de reposo, pero sin histeria continua.
··········También me gusta la narración, digamos, submarina: todo se desarrolla en la ciudad sumergida, la misma que queda siempre por debajo del suelo de las ciudades en las que creemos vivir. Una pobreza que intentamos alejar de nuestra vida llamándola “tercermundista”. Las leyes duras de la supervivencia, la ausencia de libertad cuando no se puede elegir. Y el contraste de los flujos de dinero en buenas cantidades, de las que sólo se desprenden inconstantemente billetes sueltos, que impiden construirse otra vida.
··········Y los temas de la peli: la conexión con la muerte, establecida como un juicio que obliga a llegar a ella con las menores cuentas pendientes posibles; y la condición de padre como el súmum de las cuentas pendientes, de la obligación, de la responsabilidad. Uxbal padre, aherrojado por la deuda adquirida con sus hijos por su mera existencia, y a la vez Uxbal hijo, donde ya no quedan reproches sino la voluntad de encontrar la complicidad del cariño, aunque sea en base a un recuerdo impostado e incierto.