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··········Ochenta y cinco minutos de película, sin más variedad que ocasionales pequeños cambios de orientación de la cámara, de un señor charlando de sus cosas podrían ser muy aburridos. No lo son.

··········Es difícil estar de acuerdo con muchas de las cosas que dice Fernando Fernán-Gómez. Es más, seguro que a él le molestaría que lo estuviéramos. Da la sensación –placer de anciano- de jugar a epatar a los burgueses diciendo cosas incorrectas. Da igual. Es muy agradable oírle contar las cosas, sin asomo de divismo, con la naturalidad de un abuelo. A cambio, muchos minutos están llenos de banalidades.

··········Lo veo con la sala llena de ancianos, alguna entidad pública les subvenciona el cine los martes. Y creo que lo pasan bien, se ríen cuando toca, ¡aplauden algunos al acabar la proyección!

··········Siendo absolutamente simple, me gusta mucho cómo está hecha. Pese a ser un rodaje de más de un día (hay una herida en la cara que aparece o no), la posición es la misma. La camisa salmón (como su cara rubicunda), la pared tras él verdosa oscura, y una pared borrosa más allá, también verde (como los ojos). Una sensación armoniosa. El plano es siempre el mismo: corta la frente de Fernán-Gómez y a cambio mete en cuadro la garganta, el cuello de la camisa. Es lo que mirarías en una conversación con un hombre más alto que tú. Se le deja hablar todo el tiempo, no hay que soportar a nadie yendo de entrevistador estrella, pero si hace falta para que se entienda una frase suya oír al interlocutor, tampoco se cortan. La conversación, ‘capitulada’ con fotos hermosas y la voz de Enrique Morente. En fin, algo muy agradable.

··········Una curiosidad: en los títulos de crédito, bajo el epígrafe “equipo técnico”, hay cinco nombres entre los que están Gustavo Salmerón y Natalia Verbeke. Divierte imaginar que llevar conocidos como técnicos haya sido una argucia para no molestar al viejo león.

··········Puntuación para la bitácora de Pierre Miró: 8.