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··········Un día de verano para tomar una decisión. La película (que sigue un orden cronológico) empieza con un acto que bien podría finalizarla (esto de no hacer spoilers le vuelve a uno confuso), pero no lo hace: hay algo pendiente, hay que darle una oportunidad a un día de verano.
··········El efecto de la adicción sobre el protagonista (más allá de un deterioro físico escaso para ser un heroinómano, ¡vaya dentadura!) ha sido un vaciamiento tal que los agarres para seguir los busca fuera de sí, con la consecuencia esperable: sólo la caridad, la voluntad de no hacer (más) daño, podría atar en un momento dado pero ¿hasta qué punto más daño ahora no es menos daño en total?
··········Anders busca una y otra vez los lazos (hermana, novia) que él mismo ha destruido. No obtener lo que busca puede entristecerle, pero no irritarle: la culpa sí que le llena, pero lo malo de ese sentimiento es que solemos gestionarlo mediante castigos.
··········Una peli tranquila aparentemente, en la que incluso los momentos más tensos se resuelven dialogando y sin una voz más alta que otra, pero que transmite bien la duda, el crecimiento de una tristeza no de lloriqueos, sino de plena consciencia de la situación.
··········Formalmente muy eficaz, tiene un efecto de sonido interesante, muy funcional con la introspección de la historia: de las múltiples capas de ruidos se opaca a la mayoría, dejando a menudo dos extremos. Me explico: andando por el bosque, se escucha perfectamente el roce de la ropa, los pasos… y un cantar de ave claro al fondo, pero el resto del bosque está quedo.
··········Enlaces a imdb y filmaffinity.
Más: la peli reescribe una novela de Drieu la Rochelle, “El fuego fatuo”. Ésta está inspirada en el poeta Jacques Rigaut, el creador de la Agencia General del Suicidio. De este hombre son los versos:
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Il y a des gens qui font de l’argent,
d’autres de la neurasthénie,
d’autres des enfants.
Il y a ceux qui font de l’esprit.
Il y a ceux qui font l’amour,
ceux qui font pitié.
Depuis le temps que je cherche à faire quelque chose!
Il n’y a rien à faire: il n’y a rien à faire.
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Profundamente deprimente y depresiva, una peli sin salidas ni luces.
Muy interesante el trabajo de sonido, las capas de las que habla PFO. A mí me recuerda a la obra de teatro “Veraneantes” de Miguel del Arco, en la que varias escenas ocurrían a la vez en el escenario y a través de la modulación del volumen de las conversaciones podías atender a todas ellas en el mismo espacio.